domingo, 2 de agosto de 2015

EL DEDO DE SAN SEBASTIÁN



1.  LA CRÓNICA MANUSCRITA DEL GRAN CAPITÁN


Obra escrita en el siglo XVI, de autor anónimo. El original se encontraba en el convento de San Agustín de Montilla. Tras la desamortización pasó a la Biblioteca Nacional. Parece que el autor debió de ser una persona que acompañó al Gran Capitán en las campañas de Italia.
En el Octavo Libro, Capítulo XIII, se encuentra esta crónica de lo ocurrido el 10 de octubre de 1503:

"Cómo el Gran Capitán mandó combatir la Abadía de Monte Casino, adonde se había recogido Pedro de Médicis, aquel capitán de quien dijimos atrás.

En uno de los capítulos pasados dijimos cómo Pedro de Médicis, hijo del magno Lorenzo de Médicis, capitán del Rey de Francia, se había recogido á Monte Casino, una abadía de monjes benitos, la cual abadía era de Lorenzo de Médicis, su hermano, que después fué Papa León décimo; y el Gran Capitán, por reverencia del cuerpo de Sant Benito y Santo Acacio y de once mil mártires y de otras muchas reliquias, cuando la otra vez por allí pasó no la combatió por la causa dicha, antes le movió partido que se diese, y el Pedro de Médicis prometió que dentro de seis días se saldría de allí. Mas visto el grande ejército de franceses que venía y tan poderoso, no quiso salirse, pensando de se poder sostener hasta que el campo de los franceses llegase, que venía ya cerca; estúvose quedo y hízose fuerte.

El Gran Capitán requirió á este Pedro de Médicis que se entregase, porque aquello era lo que más le cumplía. Vista su determinación, mandó á ciertos capitanes que combatiesen la abadía y que la artillería les batiese el muro, y que no llegasen á la iglesia, y mandó á Medina, aquel su privado, que ocupase la iglesia, para que no la saqueasen los soldados; lo cual así fué hecho. Los franceses se comenzaron á defender; mas visto el poco fruto quede ello sacaban, y visto que los españoles se subían á lo alto del monte y que jugaban ya la artillería, habiéndoles dado un recio combate, los capitanes de infantería llamados Ochoa y Arteaga, vizcaínos, subieron por una soga puesta por cima de la muralla, y el Arteaga entró por una pequeña abertura que en el muro había hecho una pelota; al cual siguieron sus alférez compañeros de bandera. Fué tanta la priesa que los soldados se dieron á los entrar en aquella abadía, que fué cosa maravillosa. El Medina (*) con ciertos soldados, á quien el Gran Capitán encomendó aquella guarda, defendieron las reliquias de los santos, que estaban puestas en un grande árbol todo de plata, y colgados de las ramas el cuerpo de Sant Benito y Santo Acacio y muchas y muy diversas reliquias de muchos santos. Los soldados robaron cálices y cruces y ornamentos y frontales, casullas y dalmáticas con los candeleros de plata; lo cual todo lo compró el Gran Capitán á los soldados y lo volvió sin quedar cosa alguna y todo lo restituyó al monasterio. El Medina tomó de aquellas reliquias un dedo de Sant Sebastián para traer á Montilla, y lo dio á D. Pedro de Córdoba, Marqués de Priego, y está hoy en Sant Sebastián de Montilla, y los monjes lo tuvieron por bien, y el Papa le dio licencia para que lo llevase por haber tan bien guardado todas las otras reliquias.

Todas aquellas reliquias tomó el Medina y las puso por inventario, y las entregó á los monjes delante del Próspero y del Duque de Termoli. Tomó también aquel Medina un pedazo del lienzo que Nuestro Señor tuvo ceñido cuando lavó los pies á sus discípulos, los cuales le fueron dados por la fiel guarda que hizo de las reliquias, como hemos dicho. En dos cajitas de oro las tiene hoy doña Catalina Hernández de Córdoba, Marquesa de Priego, y el Papa dio al Medina, como dijimos, la licencia para las dar al dicho Marqués, con condición que ningún interese recibiese por ellas."

(*) Al margen de letra del siglo XVII: «Este Medina se llamó Pedro Gómez de Medina».

2.  JOSÉ PONFERRADA GÓMEZ

Hemos visto cómo el Gran Capitán tomó de las reliquias de Monte Casino (aparte el trozo de lienzo) solo la de un dedo de San Sebastián para enviarlo a Montilla, a la iglesia de San Sebastián. Y allí estuvo no sabemos por cuanto tiempo. Sin embargo, esta iglesia pasó por circunstancias lamentables, usándose en los tiempos de la segunda república y posteriores como salón de ensayos musicales, sala de proyecciones, etc. Afortunadamente, no sabemos cuando, alguien se preocupó de la reliquia y la llevó al monasterio de Santa Clara, donde se situó junto a un cuadro de San Sebastián.

Tanto el episodio de Monte Casino, como la reliquia del dedo de San Sebastián, cayeron en el olvido entre los fieles de Montilla. Fue el gran investigador y escritor sobre temas montillanos D. José Ponferrada Gómez el que, volviendo a investigar sobre el tema que nos ocupa, descubrió de nuevo la reliquia en el monasterio de Santa Clara, año 1971 (véase su obra "Espigando en nuestra historia - Cartas y capítulos montillenses" pags. 15-17).

Desde entonces la reliquia se venera en la actual parroquia de San Sebastián, sobre todo entorno a la fiesta del mártir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario